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Análisis

La política exterior de Estados Unidos con Trump: entre transaccionalista e imperialismo

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Canela Prato

14 de febrero de 2025

Análisis de política exterior. Estados Unidos 2025

La política exterior de Estados Unidos parecería estar entrando en una nueva, pero conocida era, la de imperialismo. Lo llamativo es que sea de la mano de Donald Trump, un presidente conocido por su aislacionismo, por retirar a su país de organismos internacionales y por descartar la cooperación internacional. Pero principalmente por la frase: America First¸ una política promovida por el America First Committee, que fue un comité formado en 1940 bajo la premisa de que EE.UU. debía ser neutral en la Segunda Guerra Mundial y no intervenir en conflictos internacionales.

 

Sin embargo, de acuerdo con analistas internacionales (Lindsay, 2024; Rudolph, 2024; Khalid, Ordoñez, Kelemen, 2025), la política exterior de Trump no se debe meramente interpretar como aislacionista, Trump es mejor entendido como un nacionalista, proteccionista, pero, sobre todo, un transaccionalista. Es decir, Trump prioriza que las relaciones exteriores le brinden lo que él percibe como ganancias, si obtiene lo que busca. En este sentido, Trump siente que los aliados de EE.UU. se han aprovechado del país, por lo que debe pactar acuerdos que le brinden triunfos a su país, especialmente en aspectos comerciales, dado que el déficit comercial de Estados Unidos superó los nueve mil millones de dólares en 2024 (Swanson, 2025).

 

Asimismo, el segundo mandato de Trump inició con declaraciones sorpresivas, y alarmantes, sobre cómo sería su política exterior para este período. Desde sus reclamos sobre Groenlandia hasta la toma de Gaza por parte de Estados Unidos para reconstruir el territorio devastado por la guerra y convertirlo en la “Riviera del Medio Oriente”. En su discurso inaugural, Trump pronunció sobre sobre su país que “se considerará a sí mismo nuevamente como una nación que crece, una que incrementa sus riquezas, expande su territorio, construye ciudades, alza nuestras expectativas y lleva nuestra bandera hacia nuevos y bellos horizontes”. Una nación que expande su territorio.

 

En el mismo discurso, Trump expresó que “como comandante en jefe, su mayor responsabilidad era la de defender su país de amenazas e invasiones” y que [sobre su gobierno] “vamos a medir nuestro éxito no solo por las batallas que ganemos, pero también por las guerras que terminemos, y tal vez lo más importante, por las guerras que no empecemos”. “Mi mayor legado será el de pacificador y unificador”. Ser pacificador, promulgar que su país expanda su territorio, medir su éxito por los conflictos no iniciados, parecerían ser contradictorias, especialmente si se considera que en el mismo discurso proclamó que Estados Unidos tomara nuevamente el control del Canal de Panamá.

 

 

Entonces, ¿cómo podemos comprender la nueva era de política exterior de Estados Unidos bajo el segundo gobierno de Trump? Existen dos elementos clave que se deben tener en cuenta: primero, el ego del actual presidente, que considera que su país bajo su liderazgo va a “ganar como nunca antes”, segundo, para este mandato, Trump se ha rodeado de personas leales a su figura, que no supongan oposición a sus políticas. Una persona que intentará obtener acuerdos políticos con sus contrapartes que signifiquen triunfos para él y su administración, o por lo menos, enmarcará estos acuerdos de manera que sean percibidos por los estadounidenses como ganancias.

 

Una política exterior transaccional, pragmática, que le asegure defender los intereses de Estados Unidos y proteger a su país de las amenazas externas que percibe que enfrenta Estados Unidos. Así, pensar en una política exterior imperialista, de conquista, parecería no ser la más precisa, porque puede ser posible que las declaraciones más extremas de Trump sean parte de una estrategia retórica para demostrar el poderío económico y militar de su país y su habilidad como negociador y empresario, que obtiene del resto lo que necesita. Es decir, si el Canal de Panamá, la situación con Groenlandia, las guerras en Gaza y en Ucrania representan un conflicto para Estados Unidos y una amenaza latente por los roles de Rusia y China, las propuestas de Trump podrían no ser necesariamente lo que él quiera. Podrían ser una manera de marcar estos asuntos como serios problemas a al interés y seguridad nacional de EE.UU., atraer a su audiencia a ellos, y luego llegar a acuerdos con sus pares internacionales que sean lo que él realmente estaba buscando.

 

En el caso de la guerra en Gaza, las propuestas de trasladar los 1.8 millones de palestinos de la Franja a Egipto y Jordania y luego ocupar el territorio podrían no ser lo que Trump realmente busca en la región, podría ser que Trump intente que los países árabes tomen una postura más comprometida frente al conflicto y colaboren para que se llegue a la paz en Gaza bajo la tutela de Trump. La misma lógica podría aplicar en la guerra en Ucrania. En la llamada telefónica de Trump y Putin del miércoles 12, se planteó iniciar negociaciones de paz, pero no formaron parte de esta Ucrania o los aliados europeos. El temor de que Trump acepte cualquier acuerdo de paz de Putin, que signifique pérdidas territoriales para Ucrania, y más poder para Rusia, podría movilizar a los líderes europeos a retomar el vínculo diplomático con Moscú y llegar a un acuerdo de paz, nuevamente, bajo la tutela de Trump, el pacificador y unificador.

 

Por otro lado, en relación con Groenlandia y el Canal de Panamá, los intereses geoestratégicos y comerciales son grandes, y Trump ha denunciado que China tiene un trato preferencial en el Canal y que en Groenlandia los intereses chinos por lo minerales serían un problema, sumado a la creciente presencia marítima rusa y china. Ambas cuestiones son un representadas como un problema de seguridad nacional, una amenaza a la supervivencia del Estado. En relaciones internacionales, la escuela de Copenhague, asociada al constructivismo, teoriza sobre cómo, a través del acto discursivo, los gobernantes securitizan cuestiones que al retratarlas como amenazas existenciales. Más allá de que estas sean una amenaza objetiva o no, la audiencia debe percibirlo como una amenaza existencial para que el problema sea securitizado (Buzan, Waever y Wilde, 1998).

 

Dada la personalidad del mandatario estadounidense y sus intereses, su política exterior probablemente esté marcada por su pragmatismo y esta mirada transaccionalista en cuanto a los vínculos con otros países, que le permitan avanzar con agenda, realizando declaraciones preocupantes, para luego bajar sus demandas y conseguir lo que él quería, mostrándose como una persona capaz de negociar, pero que triunfa, y retratando lo obtenido como grandes logros. Él que llegó a terminar las guerras, dejar paz y unidad en el mundo, lograría sus objetivos incluso si no se dan de la manera que primero declaró. Si bien podría parecer que entramos en una nueva era de imperialismo estadounidense con Trump, lo más factible es que esta sea una era transaccional y pragmática. De todos modos, es imperante entender el rol que tiene Trump en la política internacional porque puede que no diga exactamente cómo hará las cosas, pero sí lo que intentará hacer. Como ya dijo la periodista Salena Zito en 2016, “tomemos a Trump seriamente, no literalmente”.

Fuentes

Buzan, B; Waever, O; De Wilde, J. (1998). Security: A New Framework for Analysis. Lynne Rienner Publishers.

 

Khalid, A; Ordoñez, F; Kelemen, M. (12 de febrero de 2025). Navigating Trump’s foreign policy. NPR. Recuperado de: https://www.npr.org/2025/02/12/1230862327/podcast-trump-foreign-policy

Lindsay, James M. (24 de abril de 2024). Election 2024: Is Donald Trump an Isolationist? Council on Foreign Relations. Recuperado de:  www.cfr.org/blog/election-2024-donald-trump-isolationist.

 

Rudolph, Josh. (22 de octubre de 2024) Stop Calling Trump an Isolationist. Foreign Policy. Recuperado de:  foreignpolicy.com/2024/10/22/trump-foreign-policy-dictators-authoritarian-isolationism-america-first/

 

Swanson, A. (5 de febrero de 2025). U.S. Trade Deficit Hit Record in 2024 as Imports Surged. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2025/02/05/business/economy/us-trade-deficit-2024-record.html 

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